Dicen que por las noches, en el teatro romano de Cartagena, se oyen extrañas voces, susurros que surgen de alguna parte de las gradas, cantos que salen desde el coro y trepan por el anfiteatro...
Ayer tuvimos la oportunidad de rodearnos de ancestros y actuar por primera vez, en presencia de un emperador romano.
Por suerte, nuestras arbequinas fueron de su agrado...tanto que ahora, Augusto tiene una cabeza de muñeca y la pequeña abuela, un cuerpo de emperatriz.
1 comentario:
¡que envidia!
¡que grande eres!
Bali
Publicar un comentario